jueves, 10 de febrero de 2011

Año Internacional de los Bosques



“Como tigre que guarda su prole// dando vueltas al ancho cubil// forestales, cuidemos los bosques// en verano, en invierno, en abril//...”

Algo así dice el himno de la Sociedad Venezolana de Ingenieros Forestales (si mi cansada memoria no me traiciona). Pero lo que quiero resaltar, en verdad, es la reconocida necesidad de proteger y defender los bosques contra la destrucción, para ocupar sus suelos con fines diversos; como las actividades agrícolas, pecuarias, mineras, de urbanismos e infraestructura hidráulica, vial, etc. (todas muy útiles y necesarias para la sociedad, es cierto).

Desde hace muchos años, varios países vienen dedicando un día para honrar a ese gran amigo, que es el árbol (Día Nacional del Árbol); y en algunos de ellos se les rinde culto y respeta a ciertos árboles (“árboles sagrados”, o “árboles históricos”). También, desde algún tiempo, la ONU decretó el Día Mundial de los Bosques, que celebran casi todos los países de esa organización internacional; y ahora ha declarado el 2011 como “Año Internacional de los Bosques”, para exaltar aún más la importancia de estos; especialmente en relación con la regulación del clima a nivel mundial y las catastróficas consecuencias de su grave alteración (sequías, inundaciones, proliferación de plagas y enfermedades, entre otras).

Es oportuno destacar ahora que ya la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha tomado plena conciencia de las principales causas de la deforestación y degradación de los bosques, y de la reducción acelerada de la superficie boscosa en el mundo. Pues antes parecía tener reservas para atribuirlas a la conversión de las tierras forestales a otros usos; dada la necesidad real de ello, que lo justificaba; si no técnicamente, sí socialmente (ante las necesidades más apremiantes de la población: alimentación, vestido, vivienda, empleo, etc.). Ahora se opone abiertamente a que ciertos suelos sean descubiertos de su vegetación natural protectora para obtener menguadas cosechas; sobre todo si no son realmente alimentarias (como el tabaco, o la soya para bio-combustibles, por ejemplo). Del mismo modo que se ha venido oponiendo a que se destinen alimentos básicos, como el trigo, el maíz y otros, para producir etanol y otras fuentes de energía alternas, que parecen más limpias que los combustibles fósiles tradicionales.

Así pues, la percepción de los técnicos y los líderes políticos del mundo, sobre las causas de la disminución y desaparición de la cubierta boscosa, está cambiando.
Anibal Luna Lugo
C.I 674.634
almalunavallejo@hotmail.com
Mérida Edo. Mérida

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