lunes, 25 de mayo de 2009

Marcha del 20 de mayo





Luís Loaiza Rincón, Presidente de la Apula
“Además de un presupuesto justo, exigimos respeto, democracia y libertad”

El presidente del gremio profesoral ulandino indicó que en la pasada marcha del 20 de mayo en Caracas quedaron demostradas dos cosas: la primera es que los universitarios no tienen miedo y la segunda es que el miedo como arma para amedrentar a los que opinan distinto es un recurso “fascista”, no democrático. La reciente marcha realizada en Caracas formó parte de la programación nacional elaborada por la Fapuv, conjuntamente con las asociaciones de profesores de cada universidad, con el propósito de exigir justas reivindicaciones salariales, presupuesto justo, respeto por la autonomía universitaria y respeto por los preceptos que ordenan la vida en libertad y en democracia.

“Los universitarios estamos consternados con el trato que el gobierno nacional viene desde hace unos años dándole a las universidades. En el tiempo de la bonanza, se repitieron los presupuestos y en el tiempo de la crisis, se recortan hasta niveles peligrosos, dejando a las universidades sin recursos para funcionar”. Loaiza, indicó que si el recorte del presupuesto fue del seis por ciento, cuando se aplica a las partidas destinadas al funcionamiento, se convierte en uno de hasta 40 por ciento.
Además del recorte presupuestario que tanto ha golpeado a las universidades, el titular del ente gremial ulandino denunció la situación de permanente maltrato del que son objeto los profesores universitarios ya que “se nos niega un trato equitativo, se irrespetan la cláusula de extensión de beneficios, nos adeudan un remanente por Normas de Homologación desde enero del 2008 y se desconoce olímpicamente este instrumento que regula la fijación del salario desde los años ochenta”.
Más adelante precisa, “las Normas de Homologación hace muchos años que no se aplican correctamente, dado que el porcentaje del ajuste salarial no ha guardado relación con los índices de inflación oficialmente reconocidos ni con la escala salarial del resto de la administración pública. Todo ello ha traído como consecuencia sueldos insuficientes y poco atractivos para desarrollar una carrera académica”.
Más adelante señaló que los programas de salud también vienen sufriendo los embates de la inflación y la congelación de los aportes por Acuerdos Federativos. “Los programa y beneficios que hacían atractiva la labor universitaria, también corren peligro”, advirtió.

El boicot de las marchas.

El catedrático de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad de Los Andes también denunció los intentos de boicotear las acciones de protestas de los universitarios, pese a lo cual todas se han realizado con estricto apego al marco legal vigente. “Quienes pretenden descalificar y acabar con violencia las acciones de protestas de los universitarios autonomistas, integran grupos que sistemáticamente impulsan acciones de hostigamiento con el único propósito de callar y amedrentar a quienes expresamos una opinión diferente sobre la marcha del país”.
Denunció Loaiza que en la pasada marcha del 29 de abril en Mérida, grupos violentos, ajenos al claustro universitario, salieron a quemar vehículos y a procurar que quienes teníamos intenciones de marchar, desistiéramos por temor. “Igualito sucedió en Caracas, que aunque los efectivos policiales y guardias nacionales salieron, uno no sabe si es para resguardar a los marchantes que protestan pacíficamente o para resguardar a los que agreden a la marcha, porque durante el día previo a la concentración se produjeron hechos de violencia en los espacios de la UCV con el fin de amedrentar a los universitarios, para que no marchásemos, para dispersarnos y para que el miedo nos impidiera salir a la calle, pero quedaron demostradas dos cosas: la primera es que los universitarios no tenemos miedo y la segunda es que el miedo como arma para amedrentar a los que opinan distinto es un recurso fascista, no un recurso democrático”.
Sin embargo, pese a todas las dificultades, Loaiza indicó que las marchas universitarias organizadas hasta la fecha han sido exitosas y ello tiene muy incómodo al gobierno. “Tenemos que insistir en lo siguiente: en esas marchas “no solamente estamos reclamando presupuesto, estamos reclamando respeto, democracia, autonomía y libertad”.


“Nunca estuvo planteado un debate, solamente la entrega de un documento”.

Al finalizar la marcha en Caracas, el objetivo de los universitarios era el de entregar un documento al Ministro de Educación Superior, Luis Acuña en su despacho, pero cuando llegaron las personas encargadas de entregar dicho documento, “se consiguieron con la sorpresa de que el ministro lo que quería era un debate con gente que en lugar de esgrimir razones lo que hizo fue lanzar improperios y descalificaciones. Nunca estuvo planteado un debate, sólo la entrega de un documento. Los demócratas no le tememos a los debates, nada más veamos las asambleas que hemos realizado aquí en Mérida para analizar la situación universitaria, pero éstos tienen que darse en los espacios universitarios y el gobierno lo que tiene que hacer es buscar y concertar las soluciones que el sector reclama”.
La actividad programada por el Ministro Acuña para descalificar a la Rectora de la UCV, Dra. Cecilia García Arocha, a la Presidenta de la Fapuv, Dra. Lourdes Ramírez de Viloria, al Presidente de la Apucv, Profesor Víctor Márquez y al Rector de la USB, Dr. Benjamín Scharifker, a juicio de Loaiza, se terminó convirtiendo en una “emboscada”, “para agredirlos y desacreditarlos públicamente ante los medios de comunicación que allí se encontraba pero en lugar de eso, salió a relucir la dignidad universitaria”.
Para Loaiza es evidente que “la violencia y la inducción de miedo como estrategias para desmovilizar, no surtieron efecto entre los universitarios, la gente salió a marchar con civismo y determinación. Además, el triste episodio de la emboscada, se le terminó revirtiendo a quienes la promovieron porque ante los universitarios ellos quedaron como gente desalmada, capaz de cualquier cosa”.
Finalmente, expresó Loaiza que “no queda otra salida que seguir en la calle pacíficamente, esgrimiendo razones y esperando que se imponga la sensatez. En Venezuela no hay derecho a que lleguemos al punto de enfrentarnos como enemigos irreconciliables unos contra otros, todos somos hijos de esta tierra y todos deberíamos tener cabida en ella. Tenemos derechos y deberes compartidos y la obligación de sacar adelante este país, pero sin excluidos, sin ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Estamos obligados a sentarnos con respeto y sentido de la dignidad para encontrar soluciones y superar este clima de confrontación permanente que no hace sino encrispar el ánimo y destruir los espacios democráticos” (Omer Molina Martín Prensa Apula-IPP).